~ El Valor y la Sabiduría de la Cultura Mapuche ~

        

~ El Valor y la Sabiduría de la Cultura Mapuche ~

La suerte que corrieron los diferentes pueblos originarios en América, luego de la expansión del colonialismo europeo iniciada entre finales del siglo catorce y principios del siglo quince, fue muy parecida. Se puede reducir a unas pocas palabras: despojo, humillación, barbarie, violencia, racismo y discriminación. Naturalmente el bravo e indomable pueblo mapuche no fue una excepción a esta dura realidad, ya que su vida ancestral y cultural de miles de años se vió afectada y modificada de manera tal, que ya nunca volvió a ser la misma.

Entre sus muchas particularidades, uno de los rasgos sobresalientes ha sido la resistencia y la fuerza que han tenido como nación para no dejarse avasallar por el avance de los ejércitos extranjeros. Muy bien los supieron entender primero los incas, luego los españoles y posteriormente el propio ejército chileno en los primeros tiempos de la República. Recién fue entre finales del siglo diecinueve y principios del siglo veinte, que el gobierno chileno penetró en sus tierras, en una campaña que nada tuvo de pacífica, y si mucho de tropelía, pillaje e injusticia, en diferentes formas.

Como cultura ancestral, a lo largo de su milenaria existencia lograron una adaptación al medio ambiente y un conocimiento extraordinario de la naturaleza, tanto del mundo visible como del mundo invisible, y de las fuerzas, dimensiones y entidades que los pueblan. Probablemente sabían escuchar la danza de los espíritus del naturaleza, el murmullo susurrante  de los ríos y los arroyos,  sabían interpretar correctamente el vuelo del cóndor en la cima de las montañas, o bien, ver la figura de los abuelos y los ancestros en la belleza de las nubes arreboladas o en el tronar de los volcanes. 

De este amplio y vasto conocimiento, ilustración y adaptación a los espacios territoriales,  precisamente es que se deriva la palabra mapuche  en su lengua originaria, el mapudungun, que en español se a traducido, como " gentes de la tierra." Aún, cuando alguna vez escuché decir a un venerable anciano, que el término correcto es mapunches, que significa " gentes del universo. " Que en buenos términos es una forma de comprensión mas amplia y extensa, y que nos lleva a recordar el origen hombre como un ser proveniente del mundo de las estrellas.

 Para prevalecer, sostener y fortalecer tanto la salud física, mental y emocional de los individuos, como así mismo, el progreso y el avance en los distintos ámbitos de sus comunidades, es que surgieron los/as machis. Quienes en diversas formas, a través de interminables linajes, entre otros, han sido los seres que han protegido, sanado y preservado los lineamientos y fundamentos de este noble y aguerrido pueblo.

Produce una tristeza y una pena muy grande, ver el agravio, la humillación y el desprecio a esta cultura, simbolizado en la figura de la Machi Francisca Lemunao, procesada y encarcelada, sin evidencias o pruebas concluyentes que la inculpen en los hechos que se le imputan. Todo esto llevado adelante por personajes y autoridades que tienen una visión tan obtusa, arbitraria y miope acerca de lo que es la justicia, la que por definición debe ser imparcial y exenta de prejuicios. En ella podemos ver un representación del maltrato que le a dado la sociedad moderna al pueblo que evolucionó por siglos y siglos en lo que hoy conocemos como el territorio chileno. 

Cuando podría aprender la medicina alopática actual si mirara con respeto y atención toda la sabiduría que se encuentra implícita en el conocimiento del mundo de los/as machis. Quienes muy bien sabían que las enfermedades, y en general todas las situaciones negativas que afectan a los seres humanos provienen de distintas combinaciones y desequilibrios  en los campos energéticos, tanto en el plano físico, como en el mundo sutil. Y por lo tanto, su respuesta a la  enfermedad en forma genérica, resulta mucho mas amplia y holística, que la mirada mas limitada y acotada de la medicina oficial, la que solo se centra en la manifestación física y sintomática. A menudo olvidando la importancia de las las raíces de la misma.

Valores como la verdad, la lealtad, el respeto y la reciprocidad forman parte natural de esta noble cultura. Y si hoy en parte estos valores se encuentran ausentes en parte de ella, precisamente es como consecuencia natural y emocional a los atropellos, vejaciones y violaciones a sus legítimos derechos, los que han debido sufrir en forma permanente durante los últimos siglos. Para poder comprender en forma empática cualquier situación, necesariamente hay que aprender a ponerse en el lugar del otro, algo que desgraciadamente hoy en día es muy escaso y ausente en el comportamiento social.

La cultura como tal tiene su origen en las raíces, las tradiciones y en el folklore, y precisamente se distingue como el aprendizaje y el conocimiento adquirido, producto de las experiencias acumuladas a través de las generaciones que nos precedieron. Las que encuentran su voz en la palabra de los sabios y los ancianos, así como en las alegorías de los mitos y las leyendas. Desgraciadamente algo muy diferente a lo que podemos ver hoy en día, donde proliferan todo tipo de vulgaridades, conductas inapropiadas y falta de respeto, propiciadas y facilitadas por la irresponsabilidad y falta ética de los medios de comunicación masivos.

Resulta inconcebible e inverosímil, por decir lo menos, que en un mundo que se dice moderno y progresista, aún no se haya comprendido el valor, el conocimiento y el enorme significado que tiene para la cultura en términos generales, el integrar y reconocer los errores y todas las injusticias que se han cometido históricamente, no solo con el pueblo mapuche, sino también con todas las culturas originarias.

Lo mismo corre para el silencio y la apatía de todos aquellos personajes mediocres  del mundo político, que se sientan tan cómodamente en sus asientos de los poderes constituidos, con los bolsillos llenos y la consciencia oscurecida por las malas prácticas. Siempre tan amigos de los micrófonos, y dispuestos a difamar y hablar por hablar, sin consistencia ni relevancia alguna. Cuanto podrían aprender de otro de los grandes atributos históricos del pueblo mapuche, cual fue su don de la palabra, ya que no solo se distinguieron por ser grandes oradores, sino también por la profundidad, el contenido y la veracidad de sus palabras.

Gran parte de la radicalización del problema mapuche es responsabilidad de todos los gobiernos que subsecuentemente no han tenido el tino ni la fineza de darse cuenta, ni menos la valentía de tomar las medidas pertinentes y eficaces, ni menos el coraje de enfrentar al avasallador poder económico y político de los grupos económicos que dominan el país. Dejando de paso el tema, en manos de personas absolutamente incompetentes y ajenas a la comprensión y la sensibilidad del tema mapuche. Fácilmente podemos ver esto en la casi absoluta existencia de apellidos mapuches en todas las administraciones y gobiernos, independientemente de las tendencias que ellos representaron.

Para comprender con amplitud este delicado tema, necesariamente hay que ir a sus orígenes, a sus profundas cicatrices emocionales, y entender la historia en la forma correcta y no de la forma distorsionada en que se nos enseña en los establecimientos educacionales. Donde oscuros y torcidos personajes, emergen como ejemplares padres de la patria, y donde grandes líderes y defensores de sus derechos y los de sus pueblos, como mucho de los grandes figuras mapuches, pasan a segundo plano y tienen escaso reconocimiento.

En un mundo moderno carente de cultura, primordialmente materialista, en el que las raíces y las tradiciones solo son un vago recuerdo, quisiera rescatar y honrar la memoria de este antiguo pueblo, noble y sabio. Que a luchado dignamente por siglos por mantener sus formas de vida y su cultura contra los agravios, las agresiones, y la falta de oportunidades que han recibido desde siempre, como pago, desde lo de lo que se conoce como " el mundo civilizado. " 

No tengo dudas, que los espíritus tutelares, los abuelos y los ancestros estarán cuidando y dando fuerzas tanto a los líderes, como a las comunidades, en estos momentos aciagos. Estas humildes líneas han sido escritas con respeto y reverencia por dicha cultura en particular, pero también por todas aquellas culturas ancestrales que padecen situaciones similares, y que luchan por la la preservación de sus tradiciones y formas de vida, en los distintos puntos del planeta.

Jorge Herreros M

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