~ Paramahansa Yogananda ~
Un Puente de Oro Entre Oriente y Occidente
Paramahansa Yogananda, probablemente sea una de las personalidades que mayor influencia haya tenido en lo que respecta a la difusión de la filosofía del yoga y la cultura de la India en el mundo occidental. Cuando solo contaba con 27 años, arribó a los Estados Unidos con la noble y sagrada misión de establecer un puente entre el mundo espiritual de oriente, y el mundo material de occidente, allá por el año 1920. Según relata el mismo, jamás sospechó en esos tiempos los alcances y la expansión a los que llegaría su obra, en los años venideros.
Al igual que todos los grandes santos y maestros de la India, ya desde muy pequeño se manifestaban en él las características de las grandes almas que vienen al mundo con el alto propósito de ser un ejemplo para todos quienes ven la realización espiritual como el fin mismo de la existencia humana. Por lo tanto nos es de extrañar que desde la mas tierna infancia, su máximo anhelo no fue otro que el de fundirse en la divinidad, y todos sus esfuerzos personales se encaminaron tras el logro de tan noble y alto objetivo, sin importarle los obstáculos o las dificultades que inevitablemente habrían de cruzarse en su camino.
Ya desde muy joven, y producto de su peregrinaje tras la intensa búsqueda de su maestro espiritual, es que llegó a encontrarse con muchos seres que manifestaban diversos y misteriosos poderes yóguicos de distinta naturaleza, también llamados sidhis en el contexto de la filosofía de la India. Sin duda, como el mismo relata en Autobiografía de un Yogui, fueron experiencias importantes y sorprendentes, pero a pesar de su corta edad nunca dejó de comprender que dichas experiencias estaban lejos de ser lo que el buscaba.
Y entonces, aún siendo muy joven finalmente llegó a los pies de su amado maestro Sri Yukteswar Giri. Un sadguru formidable y de extraordinario nivel, quien silenciosamente lo fue preparando y guiando con paciencia, cuidado y disciplina para su alta misión, y cuando " la fruta estuvo madura ", lo envió directamente a Estados Unidos a establecer y fundamentar las raíces de este encuentro entre dos culturas tan diferentes y opuestas, pero también tan complementarias y necesarias a la vez.
Poco mas de dos décadas antes de su arribo a los Estados Unidos, ya lo había antecedido el gran Swami Vivekananda, quien trajo y sembró las semillas de estos nuevos conocimientos e ideales
en algunos pequeños círculos que estaban preparados para recibir estas nuevas energías. Lentamente se comenzaban a abrir nuevos caminos, en un mundo que en alguna medida buscaba enfocarse en la comprensión y el entendimiento de las nuevas corrientes que bajaban desde las majestuosas cumbres de los Himalayas y fluían a través de las mágicas y purificadoras aguas del eterno y sagrado río Ganges.
El concepto de lo que se
entendía por espiritualidad en el mundo occidental en aquellos tiempos, se remitía a poco mas que
una comprensión limitada y estrecha de los dictados e
imposiciones de las diferentes iglesias
cristianas predominantes de la época.
Conceptos como el yoga, la meditación o el karma que hoy nos parecen tan
comunes, eran totalmente novedosos y desconocidos, y constituyeron algo así como la punta del iceberg sobre los que subyacían las grandes verdades y los tesoros y
enseñanzas de la anciana y sabia cultura védica de la India. Dichos conocimientos, poco a poco fueron captando el interés y la atención en aquellas almas que
clamaban por una comprensión espiritual mas amplia y fuera de los restringidos y angostos dogmas preponderantes.
Algún día no muy lejano, el género humano finalmente comprenderá que espiritualidad y materialismo no son
opuestos entre si, y que el pensamiento racional o científico y la mirada espiritual e intuitiva no son mas que los dos polos de la convergencia divina, y que combinados en la manera correcta y apropiada, pueden traer mucho beneficio y progreso a la sufrida y doliente humanidad.
Paramahansa Yogananda
simboliza en si mismo, las alturas a las que puede llegar el ser humano, cuando
vence las ásperas y rígidas fronteras de la limitación, el prejuicio y la arrogancia espiritual. En la última parte de su vida, estableció una relación y un diálogo íntimo, fluido y
directo con la energía del maestro Jesús, pasando largas horas en permanente
comunión con la energía Crística, personalizada en la figura cálida y radiante del maestro Jesús. Algo tan alejado y
distante de la figura doliente y sangrante del Cristo crucificado, que aún podemos ver en muchas de las iglesias cristianas tradicionales.
Hoy podemos encontrar editado
y publicado mucho material acerca de este gran maestro, principalmente en la forma de libros,
documentales y grabaciones, divulgadas principalmente por SFR, la institución principal que creó con el propósito de difundir e impartir sus elevadas enseñanzas. Sin duda, quienes quieran acercarse a este portentoso y maravilloso Ser de radiante esplendor, la lectura del libro Autobiografía de un Yogui, es una muy buena idea, además de que constituye una puerta y un paso seguro y garantizado en la entrada al maravilloso y
mágico mundo de los auténticos maestros de la India.
Son miles y miles las personas en el mundo entero, las que han sido influenciadas y bendecidas en muchas maneras en sus caminos espirituales por la lectura del sorprendente y asombroso libro, en el que Yogananda narra en forma brillante y amena las experiencias que lo llevaron a la Realización del Ser; y entre las que humildemente también me encuentro yo.
Son miles y miles las personas en el mundo entero, las que han sido influenciadas y bendecidas en muchas maneras en sus caminos espirituales por la lectura del sorprendente y asombroso libro, en el que Yogananda narra en forma brillante y amena las experiencias que lo llevaron a la Realización del Ser; y entre las que humildemente también me encuentro yo.
Una de las particularidades
de Yogananda, es que a diferencia de otros maestros, él permaneció en Estados
Unidos, hasta el momento de su Maha-samadhi, vale decir, el abandono voluntario
del cuerpo físico, una vez que su misión estuvo cumplida. He tenido el privilegio de
visitar en diversas ocasiones dos de las casas donde él residió en sus últimos años, tanto en Encinitas como
en Mount Washington, ambas en el sur de
California. Es impresionante como se siente su omnipresencia y su energía en
la forma de sutiles y poderosas vibraciones espirituales, que fluyen en forma permanente
y continua limpiando, renovando y purificando tanto el plano físico, como las corrientes astrales discordantes en el área.
El árbol divino tiene una
sola raíz, de la que se han derivado muchas ramas o linajes de acuerdo a las necesidades particulares y específicas de diferentes tiempos y épocas. Entre ellas, el linaje espiritual al que pertenece el maestro Yogananda, ocupa un lugar muy destacado, y sin duda, quienes
se le acerquen con respeto, reverencia y veneración,
encontraran una fuente inagotable de gracia e inspiración divina.
La conciencia colectiva es
algo que se mueve y progresa en forma lenta, pausada y gradual. En la realidad
del mundo tridimensional, tiempo y
espacio se confabulan en perfecta sincronía,
para que la humanidad avance, y evolucione a su tiempo y a su ritmo, de acuerdo al plan divino, y los seres vayan adquiriendo las experiencias
necesarias para moverse hacia niveles superiores de mayor comprensión,
entendimiento y trascendencia.
En la alta percepción espiritual, no hay diferencias sustanciales entre Krishna,
Cristo o Babaji, tampoco, entre Lahiri Mahasaya, Sri Yuksteswar o Paramahansa
Yogananda. A cualquiera de ellos que le dediquemos nuestras sinceras oraciones, fervientes llamados o ruegos, estos serán respondidos en la forma de dulces bendiciones, sagrados
pensamientos o ideas sublimes e inspiradoras.
Dios tiene muchos nombres,
ninguno le es ajeno, todos le pertenecen, mas allá de los diferentes lenguajes,
tradiciones o formas particulares que podamos profesar. Toda la humanidad somos sus hijos, y su Amor
nos alcanza a todos por igual. De tanto en tanto, toma la forma humana y nos
visita en la forma de un maestro como el incomparable Paramahansa Yogananda,
para que recordemos a través de su
ejemplo y sus enseñanzas, el alto propósito de la encarnación humana y que no olvidemos que su semilla mora en las profundidades del corazón de cada Ser.
,
'Dios tiene muchos nombres', qué bella frase.
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